Revista digital "LA TORRE"

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viernes, 4 de diciembre de 2015


ENTREVISTA A PEPE REYES



1.-¿Qué estudiaste?

  

De pequeño estudié Bachiller elemental hasta los catorce años, después hice el Bachiller superior y COU. En Alcalá de Henares estudié en la universidad laboral, exactamente ingeniería Técnica de Comunicaciones.
En realidad yo no había pensado ser profesor ni maestro, quería trabajar en una empresa de electrónica. Llegué al Picacho por casualidad el once de Enero de 1988, pero antes había estado trabajando en multitud de cosas. Por ejemplo, estuve en la empresa Canon arreglando fotocopiadoras, también fui técnico en una empresa de radio, en Jerez probé  con la venta de pisos y sin ir más lejos estuve también haciendo cursos del INEM.

2.- ¿Por qué estudiaste la carrera que tienes?


Pues estudié Ingeniería de telecomunicaciones porque me gustaba mucho.

3.- ¿En qué año y cómo llegate al Picacho?

 Como te dije antes, aterricé en la enseñanza por azar, gracias a que un compañero me comentó  en 1988 que habían salido algunas plazas a concurso en el Picacho. Me presenté y tuve mucha suerte de entrar. Apenas si tuve competencia, ya que sólo hicieron acto de presencia tres personas.
La única experiencia en la enseñanza que había tenido previa a la docencia era la de los cursos en el
INEM ( formación profesional ocupacional que se encargaba de formar y facilitar trabajo a gente mayor).

4.- ¿En cuántos centros has estado?


En verdad, este es el único centro en el que he estado por todo lo que te comenté anteriormente.

5.- ¿Alguna vez te ha marcado algún alumno?


Normalmente no es un sólo alumno el que te marca, son muchos a lo largo del tiempo, bien sea por su personalidad arrolladora o su carisma, pero nunca por ser más simpático que otro o por ser sólo un lumbrera. En el Picacho los alumnos adquirían un sello en particular por ser hijos huérfanos de padres, muchos de ellos no se iban a su casa salvo en Navidad o Semana Santa, por lo que pasaban bastantes días en el centro y de alguna forma el instituto era su hogar. Esta circunstancia marcaba la estrecha relación entre profesor y alumno.

6.- ¿Cuál ha sido tu peor clase?



No existen clases mejores ni peores, sino alumnos más problemáticos que otros, y eso es algo que se da de manera reiterativa. A lo largo de mi profesión me he encontrado de todo. Yo estuve cuatro años de jefe de estudios, desde el 97 hasta el 2001, y en aquel entonces tuve que tratar mucho con alumnos de la secundaria,  muy pequeñitos, procedentes de familias desestructuradas, con escasos medios económicos y a los que nadie les había enseñado lo que estaba bien o mal. Recuerdo que alguno hasta se saltaba por las ventanas o tenía problemas mentales.



7.- ¿Crees que ha cambiado mucho el Picacho desde que empezaste?

Claro que ha cambiado todo. Cuando yo entré a trabajar, el instituto era un solo centro que comprendía una FP, un centro de primaria y una residencia escolar. No existía la ESO, aunque sí la EGB que era hasta los catorce años obligatoria, así como los centros de electrónica y automoción que estuvieron hasta el año 97.

Con la llegada de la LOGSE  en 1997, hicieron desaparecer  la FP antigua, y a cambio entró el 3º de la ESO y  más adelante vinieron también de primaria el 1º y 2º de la ESO.  Al año siguiente,  se sustituyó el ciclo formativo de automoción por el de frío, y posteriormente por el de cocina y servicios.
Los profesores  no han cambiado mucho desde entonces hasta nuestros días: el que fue antes exigente y riguroso con sus alumnos lo sigue siendo también ahora; pero no así el alumnado, ya que éste ha empeorado en su actitud y modales, precisamente porque la sociedad actual no enseña valores y la familia ha ido delegando parte de su responsabilidad en el profesorado. También se ha transformado la educación por la invasión de las nuevas tecnologías.

8.-¿Crees que has sabido adaptarte a las nueva generaciones?




Sí, desde luego que sí, precisamente porque siempre he tenido afán de aprender cosas nuevas. No es bueno encasillarse, siempre hay que evolucionar y adquirir nuevos conocimientos. De hecho, en el trabajo he tenido que dar conceptos que en su momento no estudié en la carrera, y por ende me he obligado a estudiar lo que no sabía para ponerme al día.
Por otro lado, también  he podido  aprender mucho de mis alumnos.

 9.- ¿Estás enamorado de tu profesión?

Sí, claro que sí, bastante,  y me he sentido muy feliz en ella, por eso considero que he sido un privilegiado.

10.- ¿Después de haber vivido la enseñanza la cambiarías por otro oficio?

No, para nada. He vivido experiencias que me han enriquecido mucho, y considero que he tenido una profesión muy bonita

11.- ¿Qué cambiarías de la enseñanza?

De lo que he vivido en ella nada, aunque me gustaría que contara con más medios económicos para que los profesores pudieran desarrollar  en ella más proyectos. También cambiaría la conducta de cierto tipo de alumnado que no ha adquirido modales en la familia, pero eso es algo que depende de la sociedad y del entorno que rodea a un niño.

12.- ¿Te han enseñado algo los alumnos?

Los alumnos no son máquinas, sino personas a las que hay que transmitir valores, no sólo conocimientos; y son ellos los que también nos transmiten a nosotros cosas en ese proceso de interacción continuada. Por lo tanto, me han enseñado mucho a lo largo de toda mi profesión. Creo que la filosofía del aprendizaje no debe ser sólo una teoría, sino que ha de llevarse a la práctica todos los días.

13.- ¿Qué has aprendido del tiempo que has estado en el instituto?

Pues todo lo que te he dicho anteriormente: que los alumnos no son máquinas, sino que necesitan valores que les marquen un ritmo en la vida a seguir para poder ser hombres de bien el día de mañana.

14.- ¿Qué piensas hacer tras jubilarte? 

Pues mi tiempo lo he dividido en una parte para mi mismo y otra parte para los demás. En lo que respecta a mí mismo, he decidido hacer deporte (practico la piscina), así como la gimnasia mental con el perfeccionamiento del inglés. Conozco a un americano muy simpático, de 50 años de edad, con el que doy clases a nivel conversacional y del que estoy aprendiendo muchísimo.
En lo que respecta a los demás, dedico un espacio para la familia ( mi exmujer e hijos) y por otra guardo un lugar  para el prójimo a través de cáritas. Desde hace un tiempo soy voluntario de cáritas diocesanas, colaboro con la parroquia y con un equipo de formación del voluntariado. Nuestra labor consiste en asumir un compromiso de denuncia partiendo del análisis de la realidad . Impartimos cursos para formar a la gente y hacer que ésta se conciencie cada vez más.
Por otro lado, este verano he tenido una experiencia muy bonita en África a través de la ONG o asociación SILOE, que nació en Jerez para ayudar a los enfermos de SIDA. En este continente he podido ver de cerca muchas de las enfermedades que padece la población.

15.- ¿Crees que echarás de menos el instituto?

 Por un lado sí; pero por otro no, porque desde que me he jubilado no he perdido totalmente el contacto con el centro. En los últimos años el IES "El Picacho" ha ido reteniendo a una serie de profesores que son un tesoro ( la complicidad y el compañerismo entre unos y otros ha ido cada vez a más), y eso es muy importante para crear un buen clima de trabajo en equipo. 
Yo formo parte de algunas de las actividades que siguen fomentando para que ese buen rollo y compañerismo no decaiga, de ahí que sienta que no me he ido del todo, y que la despedida no sea un adiós definitivo.

Fin
                                                        

                                                Soledad y Miguel Ángel:

Muchas gracias por la entrevista, y hasta siempre, Pepe:

Te esperamos.

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